En un bosque, en medio de una vegetación exuberante, vivía un árbol muy
frondoso. El sol, que salía todos los días con más esplendor, observaba como el
árbol envejecía.
Una nube, al verlo tan desganado, le preguntó el por qué de su
tristeza. El árbol respondió:
Estoy triste porque las ardillas ya no comen de mi fruto, las aves no
hacen nidos en mis ramas y mis hojas están cayendo.La nube, preocupada por su amigo, le propuso:
Si quieres voy a buscar a mis demás amigas y juntas te traeremos el agua de la juventud.
El árbol aceptó. Las esperó días enteros, pero las nubes no llegaron.
Agonizó, y como todos los árboles murió de pie.
Cuando las nubes llegaron, pensaron que ya era muy tarde. Las nubes lloraron y lloraron por la suerte de su amigo.
De pronto empezaron a nacer nuevos árboles.
Las nubes lloran vida, y es a este llanto, al que llamamos lluvia.
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